Antonio Fontán, "El Último Gigante"

En la madrugrada del día 14 de Enero ha fallecido una de esas personas que han hecho la historia reciente de nuestro país. Cuando me han dicho que don Antonio había fallecido, lo primero que me ha venido a la cabeza ha sido la idea de que una parte de la historia de España acababa de fallecer, y aunque no lo conociera he sentido la necesidad de ir a velar su cuerpo. He estado ante una parte de la historia de mi país (uno de nuestras mejores partes sin lugar a dudas). Ahora los demás tendrán que conocerlo y estudiarlo en los libros de historia.

Antonio Fontán fue Presidente del Senado durante el período constituyente, de hecho una de las tres firmas que tiene la constitución es la suya, y eso son palabras mayores.

Sin embargo, lo que más me gusta de la figura de don Antonio, porque al final no he tenido la oportunidad de conocerlo personalmente, fue su fuerte compromiso con la libertad, individual y de prensa, y su pasión por la política, la universidad y el periodismo. Cosas dificiles de encontrar hoy en día.
Fue muy conocida su oposición al régimen franquista desde la prensa. También lo fue su defensa de la monarquía como la mejor forma de Estado para España.
Ha fallecido un hombre que siempre tuvo en la mente una idea fija, su amor a España, y su deseo de cambiarla hacia mejor. Hemos perdido a una de las mejores cabezas para la causa del liberalismo en España. De hecho hemos perdido a una de las cabezas más preparadas y cultas de este país. Un hombre que era capaz de aglutinar todas las simpatías, desde la izquierda hasta la derecha, ¿a ver cuantos pueden decir eso? Un hombre que encarnó durante toda su vida el espíritu de la transición y que lo ha acercado hasta nuestros días, para que no olvidáramos cómo hemos llegado hasta aquí.
Como decía alguién en algún medio de comunicación ha fallecido "El último gigante"
Descanse en paz don Antonio.

Cuando parece que al destino no le basta...

Estos días la prensa está realizando un seguimiento exhaustivo de lo ocurrido en Haití. Leemos que hay miles de muertos por las calles, que todos los edificios se han desplomado, que la gente no encuentra a sus familiares, que se oyen voces debajo de los escombros pidiendo auxilio. Los voluntarios contemplan impotentes la estampa porque no hay medios suficientes.
Haití ocupa la parte occidental de la isla "La Española", limitando al este con la Republica Dominicana. Sabemos desde hace mucho que Haiti tiene la renta per cápita más baja de todo el hemisferio occidental, y que aproximadamente el 70% de su población vive en la pobreza.
Pero parece que al destino no le basta. Ahora resulta que se encuentra debajo de una falla, y que el terremoto ha tenido su epicentro a tan solo 15 km de Puerto Príncipe (capital de Haití). El terremoto ha sumido en una pobreza y miseria aún mayor (si cabe) a este pueblo, que tiene por honor ser el primero en el que los esclavos abolieron el sistema esclavista de forma autónoma y perdurable. Y pese a todo, al destino parece que no le basta.
Sin embargo, parece que algo ha cambiado. Ahora, después del terremoto más fuerte en los últimos 200 años en la zona, parece que hay un factor que puede cambiar su suerte, o no. Y éste no es otro que la "Ayuda Humanitaria". Obama, Sarkozy, Lula y otros líderes mundiales han acordado unir sus esfuerzos para sacar a Haití de esta situación.
Yo me pregunto, ¿porqué ahora y no hace unos años? No habríamos evitado el terremoto, pero quizás habríamos podido minimizar los daños del mismo. Si toda la ayuda humanitaria que vamos darles la hubiéramos enviado, hace unos años, en forma de inversiones para mejorar las infraestructuras y para darles más oportunidades, los daños hubieran sido menores, y la capacidad de reacción mucho mayor y mejor.
¿Porqué "necesitamos"que ocurran desastres humanitarios para sacar lo mejor de nosotros mismos? ¿Qué hacemos con los demás países en todos los continentes que se mueren de hambre? La ONU tiene miles de proyectos para estas situaciones, pero se quedan sin presupuesto. Con la mitad del dinero que se evapora hacia paraísos fiscales se podrían financiar todos los proyectos destinados a erradicar el hambre en el mundo, sí sí, en el mundo.
Pero claro, cuando esto pase, a la gente se le olvidará Haití y sus problemas, y volveremos a lo de siempre. No estaría de más que pensaramos en esto un par de minutos antes de continuar.
Disculpen las molestias.